domingo, 31 de mayo de 2015

Carta a L



Sólo puedo decir gracias por tan bellos momentos, la mitad del tiempo era frustrante, la otra mitad la pasaba increíble, se me olvidaba que de pronto todo era un sueño y tenía que vivirlo como tal, no esperaba que se convirtiera en una especie de pesadilla con todos apuñalándome por la espalda y de pronto tu mismo lo dijiste, que parecía que estaba en el medio de una tormenta donde todos estaban en mi contra, pero a la vez no me víctimizo, también dijiste que no soy un bebé y que tengo que tomar mis decisiones, que no cambie nunca porque no soy superficial ni egocéntrico ni busco el primer pene que se me atraviese, lo haré, trataré de seguir siendo auténtico aunque sé que me cuesta trabajo porque mi personalidad siempre se camuflajea con la persona que más convivo en determinado momento.

Gracias por al menos sincerarte, decirme lo especial que soy por mí mismo y para ti, a pesar de que yo sintiera que no era suficiente, pero era porque yo puse muchas expectativas, y tu sólo eras tú y eso está bien, diste lo que tenías que dar, y aun más de lo que comúnmente haces, pequeños guiños y gestos que sabía que te costaban hacer por tus vivencias pero para mí fueron significativas.

Aunque ahora estoy más sólo que antes pues me he enojado con personas que creía de mi confianza al menos espero contar contigo el resto de tiempo que me queda en Santiago, disfrutar lo que queda y sé que tu tienes una oportunidad en otro lado para encontrar el amor,  no me queda más que desearte lo mejor, aunque sé sinceramente que no durará, pero vive el momento, quizá me equivoco. 

Me encontraba en Mendoza, Argentina entre las montañas y se supone que en ese momento debí tener un encuentro excepcional, espiritual, encuentro conmigo mismo y la naturaleza, un poco de éxtasis, pero el momento fue tan tan absurdo y aburrido, en cambio a los cinco días, contigo entre los parques que recorrimos había uno con unos columpios a nuestra medida, nos subimos, este otro momento fue tan especial y tu lo comentaste, tu mejor cita en la vida, un momento que se siente pocas veces en la vida, fue tan mágico, una experiencia más allá de lo común, un encuentro casi metafísico fue así por tu compañía porque estábamos creando un vinculo por recordar la infancia por sentirnos cómplices e infantiles y amantes y juguetones y de todo un poco.

Sé que también te causé muchos conflictos, no sé en que medida lo tomes de esa manera, gente despreciándote y diciéndote malas cosas, en parte por lastimarme y en parte por tu manera de ser, por esa manera de ser es lo que me atrajo, todos los demás son fomes (aburridos) y aunque eres un cabrón así te quiero tal cual eres y prefiero quedarme con los momentos más gratos de esta experiencia. Un abrazo y hasta la próxima eternidad.